Alejandro Torres Rivera / Presidente CAAPR - Estaría, también por verse, en el
supuesto de que Estados Unidos acoja el resultado de la consulta, cuál
sea la respuesta del Congreso a una petición de estadidad,
particularmente en la ¨Era de Trump¨, y cuál el resultado en el
movimiento estadista de un rechazo a la petición de ingreso a la Unión.
I. Introducción:
Para el mes de enero de 2014, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Núm. 113-76, también conocida como Consolidated Appropiations Act
de 2014. Mediante la misma, el Congreso destinó una partida de $2.5
millones a ser entregados a la Comisión Estatal de Elecciones del Estado
Libre Asociado de Puerto Rico para ser utilizados en un ¨proceso
objetivo no partidista de educación a los electores en un plebiscito que
pudiera resolver el estatus futuro de Puerto Rico¨.
En el Informe del Comité de Asignaciones Presupuestarias de la Cámara de Representantes
rendido a propósito de dicha legislación, se indica que la
recomendación incluye $2.5 millones para un proceso de educación no
partidista en torno a un plebiscito sobre opciones que podrían resolver
el estatus futuro de Puerto Rico. Los fondos que se proveen para el
plebiscito, indica el Informe, no serán liberados hasta 45 días después
que el Departamento de Justicia de Estados Unidos le notifique al Comité
que el Departamento aprueba el plan que someta la Comisión Estatal de
Elecciones de Puerto Rico para un proceso de educación a los electores y
administración de la consulta, incluyendo la aprobación de la papeleta
de votación. Dispone además, que esa notificación al Comité de
Asignaciones Presupuestarias deberá también documentar que los
materiales de educación a los electores, la papeleta y otros materiales
relacionados no son incompatibles con la Constitución de Estados Unidos,
sus leyes y sus políticas.
Como puede verse, a tenor con dicha Ley,
es al Departamento de Justicia al que le compete establecer las
opciones legalmente válidas para la consulta plebiscitaria.
II. El Informe del Grupo de Trabajo de Casa Blanca de 2011:
En el mes de marzo de
2011 el Grupo de Trabajo de Casa Blanca sobre el estatus en Puerto Rico
rindió un tercer informe donde se incluyen recomendaciones en torno al
manejo del tema del estatus de Puerto Rico. En su primera recomendación
señala que reconoce como medios para atender la situación del estatus
político de Puerto Rico la realización de plebiscitos, la asamblea
constituyente u otros medios. No obstante, recomienda que el proceso que
se seleccione sea uno justo, transparente y expedito basado en la
voluntad del pueblo de Puerto Rico. Indica también en su segunda
recomendación que las opciones permisibles de estatus deben incluir la
estadidad, la independencia, la libre asociación y el estado libre
asociado. En lo concerniente a cada una de estas fórmulas, el Informe
define su alcance y contenido. Es importante destacar que el Informe
define a la libre asociación como una modalidad de independencia,
comparando la misma con los arreglos que actualmente tiene Estados
Unidos con las Islas Marshall, los Estados Federados de Micronesia y la
República de Palao, donde Estados Unidos proporciona defensa y ciertos
tipos de ayudas económicas y ejerce control sobre su defensa y seguridad
política, permitiendo a los ciudadanos de estas entidades el libre
tránsito hacia y desde Estados Unidos. En el caso de Puerto Rico, indica
el Informe, se recomienda que los puertorriqueños que son ciudadanos
estadounidenses retengan la ciudadanía de Estados Unidos.
En torno al Estado Libre Asociado, el Informe hace referencia a que el mismo sea una ¨mejorado¨.
El Informe, si bien reconoce diversos
métodos, favorece el uso de los plebiscitos expresando también su
preferencia por un sistema de dos plebiscitos: con el primero se
delimitarían las opciones, con el segundo, se llegaría a una decisión
final. La primera votación sería si los puertorriqueños prefieren seguir
siendo parte de Estados Unidos o quieren ser independientes; con la
segunda, las opciones serían a partir del resultado de la primera
votación.
Indica también que, bajo el sistema de
un solo plebiscito, las opciones en la papeleta tienen que estar basadas
en opciones predeterminadas de estatus, requiriendo precisar de
antemano si es suficiente una mayoría o se requiere una supermayoría. No
se descarta una opción híbrida en la cual se lleve a cabo una segunda
votación entre las dos opciones que mayor número de votos obtenga en la
primera consulta.
El Informe también maneja la variante de
que en la primera vuelta se incluyan opciones futuras, descartando la
actual relación, donde la opción que más votos obtenga iría a una
segunda elección con el actual estatus de territorio; o una consulta con
todas las opciones y luego llevar a votación en una segunda vuelta las
dos que mayor número de votos obtengan. También plantean una primera
consulta sobre seguir siendo o no parte de Estados Unidos y una segunda
consulta entre estadidad y estado libre asociado, donde si se escoge la
independencia, el segundo plebiscito sería entre independencia y libre
asociación.
En referencia a la ¨asamblea
constituyente¨, indica el Informe, la interrogante que plantea es si la
misma se realizaría con el consentimiento previo del Congreso. El
Informe no descarta tampoco el uso de una Comisión sobre el Estatus,
indicando que sería como una Asamblea Constituyente ¨más pequeña¨ donde
participarían además de los partidos políticos, empresas, líderes
comunitarios y de la sociedad civil.
El Informe señala que independientemente
la respuesta que surja de la consulta, el hecho es que la mayoría de
los puertorriqueños valora la ciudadanía estadounidense. De ahí que
recomiende que independientemente la opción escogida fuera la
independencia, el Congreso se comprometa a preservar la ciudadanía
estadounidense para aquellos que al momento de la transición hacia la
independencia la ostenten.
Finaliza el Informe indicando que, si
los puertorriqueños no aprobamos un mecanismo para atender la situación
relacionada con el estatus con un resultado a corto plazo de manera
transparente y justa, el Congreso debe aprobar legislación a tales
efectos. A tales efectos indica, que en el proceso la información en
torno a las opciones de independencia estadidad, debe ser pertinente,
veraz y exacta.
III. La llegada de PROMESA y los Informes de diciembre de 2016:
La aprobación de la Ley PROMESA
constituye un ejercicio del poder plenario del Congreso de Estados
Unidos sobre sus territorios. No puede perderse de vista el hecho de que
PROMESA se aprueba el mismo día en que en la mañana el Tribunal Supremo
de Estados Unidos emite su decisión en el caso de Commonwealth v. Sánchez Valle.
En este el Tribunal reafirma el principio de que Puerto Rico es un
territorio bajo los poderes plenarios del Congreso; que Puerto Rico
nunca contó con una soberanía originaria; que la fuente primaria y
última de poder en Puerto Rico recae en el Congreso de Estados Unidos; y
que Puerto Rico es un territorio similar a lo que es Guam, Islas
Vírgenes estadounidenses, Samoa Americana y el Commonwealth de las
Marianas del Norte. La Opinión resalta los poderes del Congreso de
Estados Unidos para modificar, cuando así lo determine, el estado
normativo vigente en Puerto Rico.
PROMESA es la más reciente manifestación
de ejercicio colonial de parte de Estados Unidos sobre sus territorios,
pretendiendo a través de la misma legislar de manera uniforme su
control sobre todas las posesiones territoriales de Estados Unidos,
independientemente en ellas residan ciudadanos o nacionales
estadounidenses. Bajo PROMESA, una Junta de ¨Vigilancia¨ compuesta por
siete personas, se arroga el control de las ramas políticas de gobierno
en los territorios, en particular en el caso de Puerto Rico.
Bajo las disposiciones de la Ley
PROMESA, se dispuso, además en su Sección 402, que nada de lo
establecido en dicha Ley ¨debería interpretarse como una restricción al
derecho de Puerto Rico a determinar su estatus político futuro¨,
incluyendo llevar a cabo una consulta plebiscitaria de acuerdo a lo
dispuesto en la referida Ley de Asignaciones Presupuestarias de 2014.
El pasado 20 de diciembre de 2016, el Grupo de Trabajo del Congreso sobre crecimiento económico para Puerto Rico
emitió un Informe a la Cámara y al Senado de Estados Unidos. En el
mismo, a las páginas 82 a la 84, se discute lo relacionado con el
estatus de Puerto Rico. Afirmando el carácter territorial de Puerto Rico
como territorio no incorporado sujeto a los poderes plenarios del
Congreso de Estados Unidos bajo la Cláusula Territorial, a igual que son
los casos de la Samoa Americana, Guam, la Islas Marianas del Norte y
las Islas Vírgenes estadounidenses antes mencionados, el Informe
reafirma que el Congreso puede darle un trato a tales territorios
distinto al que reciben los estados de la Unión. Indica que al Puerto
Rico ser un territorio no incorporado, existe ¨el potencial¨ de pasar a
ser un estado de la Unión, acceder a la condición de una nación
soberana, ya sea mediante una independencia plena o mediante un pacto de
libre asociación, o mantener su actual estatus territorial.
Indica el Informe, que desde un punto de
vista práctico, si los(as) puertorriqueños(as) desearan un cambio en su
condición actual tendrían que hacerlo mediante un plebiscito imparcial
ejerciendo su derecho a la libre determinación. Si los(as)
puertorriqueños(as) requieren tal cambio, entonces el gobierno federal
tendría que aprobar legislación para aprobar el cambio requerido. A
partir de lo anterior, el Grupo de Trabajo del Congreso y Senado
recomienda que si el Gobierno de Puerto Rico lleva a cabo una consulta
plebiscitaria tal cual autoriza y provee fondos la Ley de Apropiaciones
de 2014, el Congreso analice el resultado de tal plebiscito en forma
cuidadosa y seria (¨care and seriusness purpuse¨) y tome la acción
legislativa que entienda apropiada.
El 28 de diciembre de 2016, el
Congresional Research Service emitió, bajo la firma de R. Sam Garret,
Especialista en ¨American National Goverment¨, un Informe dirigido a los
integrantes del Congreso y a los miembros de sus Comités, titulado Political Status of Puerto Rico: Brief Background and Recent Developments for Congress. Indica
el documento que en Puerto Rico las principales perspectivas en cuanto a
estatus son el estatus quo, la estadidad y la independencia, aunque
también se plantean las propuestas de ¨ELA mejorado o ampliado¨
(¨enhanced commonwealth¨) y ¨la libre asociación¨.
Señala el documento, sin citar una
fuente al respecto, que la alternativa de un ¨ELA mejorado o ampliado¨
no es universalmente aceptado. Igualmente, al referirse a la Sección 402
de PROMESA, donde se menciona una consulta de estatus con la subvención
de los $2.5 millones, indica que el Congreso condicionó su entrega a
que la opción del ¨ELA mejorado o ampliado¨ (¨enhanced commonwealth¨)
quedara fuera de la papeleta. En una nota al calce señala el autor que
en diciembre de 2010 el Presidente del Comité de Energía y Recursos
Naturales del Senado, Jeff Bingaman y la Senadora Liza Murkowski le
habían escrito al presidente Obama que un ELA mejorado o ampliado
(¨enhanced¨) o nuevo (¨new¨) era incompatible con la Constitución y las
leyes básicas de Estados Unidos en varios aspectos (¨is incompatible
with the Constitution and basic laws of the United States in several
respects¨).
Ciertamente, estos dos senadores
expresaron, y así lo recoge el Informe del Grupo de Trabajo de Casa
Blanca de marzo de 2011, lo siguiente:
¨Un asunto crucial que el Pueblo de
Puerto Rico le ha pedido una y otra vez al gobierno de Estados Unidos
es: ¿Cuáles son las opciones disponibles de estatus para la futura
relación con Estados Unidos? En el pasado, los esfuerzos por abordar el
estatus político de Puerto Rico se han visto perjudicados porque el
gobierno federal no ha definido claramente aquellos asuntos sobre el
estatus y eso ha socavado los esfuerzos de Puerto Rico de evaluar con
exactitud la opinión de los votantes¨.
El Informe del Congresional Research
Service termina señalando que mientras el Congreso esté monitoreando
PROMESA el tema del estatus será un factor a considerar. Si el Congreso
opta por revisitar este aspecto como asunto central y no como un mero
contexto, dependerá de si el Congreso interpreta el resultado de la
consulta de 2012 y el resultado de las pasadas elecciones como un endoso
a la estadidad.
Es dentro del marco de estos documentos
que debemos examinar las nuevas iniciativas de estatus que desde Puerto
Rico e desarrollan al presente.
IV. Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico vs. las iniciativas en el Congreso
La Ley para la Descolonización Inmediata
de Puerto Rico expresa en su Declaración de Política Pública que los
resultados de la consulta efectuada en 2012 constituyeron un ejercicio
de libre determinación teniendo como resultado, de una parte, el rechazo
a la actual relación política colonial y territorial de Puerto Rico con
relación a Estados Unidos; y en segundo lugar, la afirmación
mayoritaria del electorado en nuestro país reclamando igualdad de
derechos como ciudadanos estadounidenses, solicitando a su vez la
admisión de Puerto Rico como un estado de la Unión. Invocando las
disposiciones de la Ley de Asignaciones Presupuestarias del Congreso de
Estados Unidos de 2014, la Ley para la Descolonización Inmediata de
Puerto Rico pretende que el Secretario de Justicia federal autorice el
uso de los $2.5 millones allí consignados para efectuar una consulta
plebiscitaria inicial, a tener efecto en Puerto Rico el 11 de junio de
2017.
Indica la Ley aprobada por el Gobierno
de Puerto Rico que las propuestas de estatus que se incluirían en la
consulta son opciones permanentes, no territoriales y no coloniales; que
cumplen con lo requerido por la referida Ley de Asignaciones
Presupuestarias de 2014; y que no son incompatibles con la Constitución,
las leyes y las políticas de Estados Unidos, incluyendo las
obligaciones asumidas por Estados Unidos ante las Naciones Unidas en
materia del derecho de los pueblos de los territorios a escoger su
relación futura con la potencia administradora, incluyendo la libre
asociación y la integración. Así las cosas, la Ley para la
Descolonización Inmediata postula una primera consulta donde el elector
escogerá entre dos opciones, la estadidad o la ¨Libre
Asociación/Independencia¨, como si ambas fueran sinónimos, cuando
existen claras y marcadas diferencias entre ambas. Dispone, además, que
si prevalece en la primera consulta la estadidad, de inmediato se
solicitaría mediante petición la transición hacia la integración de
Puerto Rico como un estado de la Unión; si prevaleciera la segunda
opción, entonces se llevaría a cabo una segunda consulta, a tener lugar
en el mes de octubre de 2017 entre las opciones de libre asociación e
independencia.
Es importante señalar que la Ley
menciona elementos que muy bien podrían ser señalados como elementos que
cargan el peso del voto a favor de la estadidad. Tal es el caso del
manejo del tema de la ciudadanía, impulsando el elemento de que es bajo
tal estatus como único se garantiza la ciudadanía estadounidense, cuando
como hemos visto del Informe del Grupo de Trabajo de Casa Blanca, esto
es un asunto sujeto a acordar como parte de un Pacto de Libre
Asociación, o incluso, de garantía para aquel o aquella que a la fecha
de la independencia ostente tal ciudadanía. Ello implicaría, además, la
posibilidad de transmitir la misma a generaciones futuras conforme a
actual estado normativo prevaleciente en Estados Unidos. Igualmente
ocurre cuando menciona lo relacionado a la Libre Asociación y el tema de
la ciudadanía estadounidense, cuando se proyecta desde la perspectiva
de la inseguridad de retener la misma y no desde la premisa que
establece al presente el estado de derecho en Estados Unidos.
En el caso de la opción de
Independencia, deja en manos del Congreso de manera unilateral la
aprobación de legislación que defina el tránsito hacia la independencia,
y no impone sobre el gobierno de Estados Unidos la transferencia de
poderes a Puerto Rico para desde el ejercicio de tal transferencia, de
soberano a soberano, iniciar las negociaciones pertinentes en el período
de transición que se defina por las partes.
Es evidente que en un proceso en el cual
al presente un sector del Partido Popular dice no sentirse representado
por las alternativas que estarían sujetas a votación, que deben ser
varios cientos de miles de populares, este sector quedaría fuera del
proceso lo que ya le asegura al PNP una mayoría de la consulta. Con ella
iniciarían, en virtud de la Comisión de Transición que establece el
proyecto, su agenda de impulsar ante el Congreso, en plena sintonía con
el proyecto de ley radicado por la Comisionada Residente al comienzo de
la presente sesión legislativa congresional, su petición de estadidad.
Para quienes participen de la consulta
plebiscitaria, particularmente para aquellos(as) que son
independentistas, es importante tomar en consideración antes de
cualquier endoso a la consulta, que el reclamo hecho mediante su voto se
realiza, como indica la Sección 1 sobre Política Pública, en un
¨ejercicio claro y democrático de la ´autodeterminación´ de los
electores ciudadanos americanos de Puerto Rico¨, el cual figurará en una
papeleta que, conforme lo dispone la Sección 4 de la Ley representa un
reclamo al gobierno de los Estados Unidos a los siguientes efectos:
¨RECLAMO al Gobierno de los Estados
Unidos la reparación del agravio territorial y colonial durante 119
años, excluyendo a Puerto Rico de cualquier modalidad o interpretación
jurídica de la ´Cláusula Territorial´ de la Constitución Federal y con
la implantación de la alternativa de estatus político final, permanente,
no territorial y no colonial…¨
También el sector del independentismo
que en el pasado ha apoyado la propuesta de una Asamblea Constitucional
de Estatus como alternativa idónea para atender el problema de las
relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos, debe entender
que se estaría apoyando precisamente a través de su endoso a un
plebiscito, la alternativa que hemos indicado no resuelve el problema
del estatus político en Puerto Rico. Así pues, el reclamo de
participación del independentismo no es aquel que se hace desde la
perspectiva de una nación que promueve su ejercicio a la libre
determinación al amparo del derecho internacional, sino el de un
territorio sujeto a los poderes plenarios del Congreso de Estados Unidos
donde sus ciudadanos estadounidenses peticionan del gobierno federal la
reparación de agravios. De esta manera, sucumbimos en nuestro reclamo
al derecho doméstico de Estados Unidos, promoviendo una consulta
estrictamente al amparo de su Constitución, entregando nuestro reclamo
en torno a la aplicación del derecho internacional a la libre
determinación de Puerto Rico.
La exclusión del territorio en la
papeleta, no obstante, si bien representa un avance con relación a los
pasadas consultas plebiscitarias en Puerto Rico, puede tener el efecto
de que el Secretario de Justicia deniegue el uso de los fondos
establecidos en la Ley de Asignaciones Presupuestarias de 2014. Después
de todo, se supone que las definiciones a ser incluidas sean aquellas
que constitucionalmente y bajo las leyes de Estados Unidos y sus
políticas sean válidas, y la condición territorial, dentro del marco del
Artículo IV, Sección 3 de su Constitución, es perfectamente válida. De
hecho, la más reciente actuación de Estados Unidos en tal dirección ha
sido la aprobación de la Ley PROMESA y con ella, de una llamada Junta de
Vigilancia (Junta de Control Fiscal) que asume las riendas en el manejo
de los aspectos fiscales del país por encima de sus instituciones de
gobierno bajo la Constitución del ELA. De otro lado, si se diera el
escenario en que el Secretario de Justicia no autorizara la erogación de
los fondos de $2.5 millones, tendría que la Legislatura autorizar, como
se indica en la Ley, los fondos necesarios para la realización de la
consulta, lo que a su vez tendría que ser autorizado por la Junta de
Vigilancia creada por PROMESA, lo que iría en contra de la delegación
hecha mediante la Sección 402 de la referida Ley.
Bajo el anterior escenario, también
podría ser posible que la Junta de Vigilancia (Junta de Control Fiscal),
al no autorizar la erogación de fondos para la consulta, que la Ley
para la Descolonización Inmediata señala serían $5 millones en la
primera consulta de junio, podría dejar sin efecto la realización de la
misma.
Esta situación crearía a su vez un
segundo efecto. El Proyecto de Ley radicado por la Comisionada Residente
en Wahington, Jeniffer González, coloca sujeto al resultado de la
consulta en Puerto Rico y el triunfo de la opción de estadidad, el
inicio del proceso de solicitar la admisión mediante ley del Congreso de
Puerto Rico como un estado de la Unión durante la próxima década.
A la misma vez que el proyecto de la
Comisionada Residente, se encuentra radicado ante el Congreso de Estados
Unidos otro proyecto de Ley, esta vez de la autoría del congresista
Luis Gutiérrez. En él se solicita del cuerpo legislativo el
reconocimiento de Puerto Rico como una nación soberana, señalando de
paso que la estadidad resultaría en detrimento para los puertorriqueños y
para Estados Unidos, y que las opciones para la disposición del
territorio por parte del Congreso deben limitarse a la Independencia o
la Libre Asociación; la primera bajo un Tratado de Amistad y
Cooperación, donde se establezcan relaciones económicas entre ambas
naciones; el mantenimiento de la ciudadanía estadounidense por aquellos
que la tengan al momento de ser proclamada la independencia y en el caso
de aquellos que nazcan posteriormente, mediante un estatus de no
inmigrantes con libre tránsito y derecho a trabajar en Estados Unidos;
así como las garantías de los derechos adquiridos, particularmente de
Veteranos, Seguro Social y Pensiones.
En el caso de la Libre Asociación, el
proyecto indica que Puerto Rico contaría con personalidad jurídica como
estado soberano, un gobierno propio no sujeto a la Constitución ni las
leyes de Estados Unidos salvo competencias delegadas a dicho país aunque
sujetas a revocación; el derecho de las partes a terminar
unilateralmente el pacto de asociación, y la continuación de la
ciudadanía estadounidense para los ciudadanos de Puerto Rico.
Si el proyecto de ley sometido por la
Comisionada Residente logra acceso al debate legislativo en el Congreso
de Estados Unidos, ciertamente estará sujeto a discusión teniendo como
contrapeso, el proyecto sometido por el Congresista Gutiérrez. Pero si
el proyecto de la Comisionada Residente no encuentra espacio en el
Congreso, por no realizarse el proceso de consulta plebiscitaria en
Puerto Rico con el resultado de un triunfo de la estadidad, siempre el
proyecto de ley del Congresista Gutiérrez podría ser examinado por el
Congreso de Estados Unidos. De hecho, tampoco es descartable, como
indica el Informe de 20 de diciembre de 2016 del Grupo de Trabajo del
Congreso, que alguna otra iniciativa para atender el estatus de Puerto
Rico pueda surgir sin tomar en consideración la Ley para la
Descolonización Inmediata de Puerto Rico.
V. Conclusión:
El próximo 28 de febrero de 2017 deberá
someterse ante la Junta de Control Fiscal el Plan Fiscal del Gobierno de
Puerto Rico. Lo relacionado con la partida adicional a los $2.5
millones de la Ley de Asignaciones Presupuestarias de 2014 para llevar a
cabo una consulta plebiscitaria deberá estar presente en los gastos a
ser asumidos por el Gobierno de Puerto Rico. Ello supone que, en el
proceso de aprobación del Plan Fiscal, la Junta de Control Fiscal deberá
expresarse en torno a dicha partida. Por otro lado, ya el Secretario de
Estado de Puerto Rico ha anunciado que una vez se tenga el diseño de la
papeleta, junto con los demás materiales relacionado con la consulta,
que debería incluir el plan educativo en torno a la misma, será enviado
al Secretario de Justicia Federal para que pase juicio sobre el proceso y
autorice la erogación de los $2.5 millones que contempla la Ley de
Asignaciones Presupuestarias de 2014 y la Sección 402 de PROMESA. Sería
esta una segunda oportunidad para identificar si la consulta de junio
está o no encaminada.
Si el resultado de lo anterior es que el
Secretario de Justicia de Estados Unidos da la luz verde a la consulta,
quedaría por ver cuál será la posición de los sectores del Partido
Popular Democrático que no apoyan ninguna de las opciones en la
papeleta. Si la opción es la de participar de alguna manera, tendrían
que hacerlo bajo la opción de Libre Asociación, lo que sabemos es
rechazada por éstos. Si la opción de no votar, si bien le permitirían a
la estadidad alcanzar la mayoría de los votos que se emitan, la suma de
votos independentistas, libre asociacionistas y abstenidos no le daría
tal mayoría absoluta a la estadidad, quedando una vez más en entredicho
si los promotores de la estadidad representan realmente la mayoría del
electorado en Puerto Rico. Habría que preguntarse, además, si la
ausencia de ese sector en una consulta de estatus deslegitima su
resultado, terminando la consulta en otra consulta más, inconsecuente
para el ejercicio a la libre determinación de nuestro pueblo.
Estaría, también por verse, en el
supuesto de que Estados Unidos acoja el resultado de la consulta, cuál
sea la respuesta del Congreso a una petición de estadidad,
particularmente en la ¨Era de Trump¨, y cuál el resultado en el
movimiento estadista de un rechazo a la petición de ingreso a la Unión.
Después de todo, quizás la iniciativa de Luis Gutiérrez ha sido un
movimiento genial en el tablero del futuro de las relaciones políticas
entre Puerto Rico y Estados Unidos en la ruta hacia la descolonización
del país y todavía no lo hemos valorado adecuadamente.
¿Es cierta o incierta la consulta plebiscitaria de junio?
Alejandro Torres Rivera
13 de febrero de 2017
I. Introducción:
Para el mes de enero de 2014, el Congreso de Estados Unidos aprobó la Ley Núm. 113-76, también conocida como Consolidated Appropiations Act
de 2014. Mediante la misma, el Congreso destinó una partida de $2.5
millones a ser entregados a la Comisión Estatal de Elecciones del Estado
Libre Asociado de Puerto Rico para ser utilizados en un ¨proceso
objetivo no partidista de educación a los electores en un plebiscito que
pudiera resolver el estatus futuro de Puerto Rico¨.
En el Informe del Comité de Asignaciones Presupuestarias de la Cámara de Representantes
rendido a propósito de dicha legislación, se indica que la
recomendación incluye $2.5 millones para un proceso de educación no
partidista en torno a un plebiscito sobre opciones que podrían resolver
el estatus futuro de Puerto Rico. Los fondos que se proveen para el
plebiscito, indica el Informe, no serán liberados hasta 45 días después
que el Departamento de Justicia de Estados Unidos le notifique al Comité
que el Departamento aprueba el plan que someta la Comisión Estatal de
Elecciones de Puerto Rico para un proceso de educación a los electores y
administración de la consulta, incluyendo la aprobación de la papeleta
de votación. Dispone además, que esa notificación al Comité de
Asignaciones Presupuestarias deberá también documentar que los
materiales de educación a los electores, la papeleta y otros materiales
relacionados no son incompatibles con la Constitución de Estados Unidos,
sus leyes y sus políticas.
Como
puede verse, a tenor con dicha Ley, es al Departamento de Justicia al
que le compete establecer las opciones legalmente válidas para la
consulta plebiscitaria.
II. El Informe del Grupo de Trabajo de Casa Blanca de 2011:
En
el mes de marzo de 2011 el Grupo de Trabajo de Casa Blanca sobre el
estatus en Puerto Rico rindió un tercer informe donde se incluyen
recomendaciones en torno al manejo del tema del estatus de Puerto Rico.
En su primera recomendación señala que reconoce como medios para atender
la situación del estatus político de Puerto Rico la realización de
plebiscitos, la asamblea constituyente u otros medios. No obstante,
recomienda que el proceso que se seleccione sea uno justo, transparente y
expedito basado en la voluntad del pueblo de Puerto Rico. Indica
también en su segunda recomendación que las opciones permisibles de
estatus deben incluir la estadidad, la independencia, la libre
asociación y el estado libre asociado. En lo concerniente a cada una de
estas fórmulas, el Informe define su alcance y contenido. Es importante
destacar que el Informe define a la libre asociación como una modalidad
de independencia, comparando la misma con los arreglos que actualmente
tiene Estados Unidos con las Islas Marshall, los Estados Federados de
Micronesia y la República de Palao, donde Estados Unidos proporciona
defensa y ciertos tipos de ayudas económicas y ejerce control sobre su
defensa y seguridad política, permitiendo a los ciudadanos de estas
entidades el libre tránsito hacia y desde Estados Unidos. En el caso de
Puerto Rico, indica el Informe, se recomienda que los puertorriqueños
que son ciudadanos estadounidenses retengan la ciudadanía de Estados
Unidos.
En torno al Estado Libre Asociado, el Informe hace referencia a que el mismo sea una ¨mejorado¨.
El
Informe, si bien reconoce diversos métodos, favorece el uso de los
plebiscitos expresando también su preferencia por un sistema de dos
plebiscitos: con el primero se delimitarían las opciones, con el
segundo, se llegaría a una decisión final. La primera votación sería si
los puertorriqueños prefieren seguir siendo parte de Estados Unidos o
quieren ser independientes; con la segunda, las opciones serían a partir
del resultado de la primera votación.
Indica
también que, bajo el sistema de un solo plebiscito, las opciones en la
papeleta tienen que estar basadas en opciones predeterminadas de
estatus, requiriendo precisar de antemano si es suficiente una mayoría o
se requiere una supermayoría. No se descarta una opción híbrida en la
cual se lleve a cabo una segunda votación entre las dos opciones que
mayor número de votos obtenga en la primera consulta.
El
Informe también maneja la variante de que en la primera vuelta se
incluyan opciones futuras, descartando la actual relación, donde la
opción que más votos obtenga iría a una segunda elección con el actual
estatus de territorio; o una consulta con todas las opciones y luego
llevar a votación en una segunda vuelta las dos que mayor número de
votos obtengan. También plantean una primera consulta sobre seguir
siendo o no parte de Estados Unidos y una segunda consulta entre
estadidad y estado libre asociado, donde si se escoge la independencia,
el segundo plebiscito sería entre independencia y libre asociación.
En
referencia a la ¨asamblea constituyente¨, indica el Informe, la
interrogante que plantea es si la misma se realizaría con el
consentimiento previo del Congreso. El Informe no descarta tampoco el
uso de una Comisión sobre el Estatus, indicando que sería como una
Asamblea Constituyente ¨más pequeña¨ donde participarían además de los
partidos políticos, empresas, líderes comunitarios y de la sociedad
civil.
El
Informe señala que independientemente la respuesta que surja de la
consulta, el hecho es que la mayoría de los puertorriqueños valora la
ciudadanía estadounidense. De ahí que recomiende que independientemente
la opción escogida fuera la independencia, el Congreso se comprometa a
preservar la ciudadanía estadounidense para aquellos que al momento de
la transición hacia la independencia la ostenten.
Finaliza
el Informe indicando que, si los puertorriqueños no aprobamos un
mecanismo para atender la situación relacionada con el estatus con un
resultado a corto plazo de manera transparente y justa, el Congreso debe
aprobar legislación a tales efectos. A tales efectos indica, que en el
proceso la información en torno a las opciones de independencia
estadidad, debe ser pertinente, veraz y exacta.
III. La llegada de PROMESA y los Informes de diciembre de 2016:
La
aprobación de la Ley PROMESA constituye un ejercicio del poder plenario
del Congreso de Estados Unidos sobre sus territorios. No puede perderse
de vista el hecho de que PROMESA se aprueba el mismo día en que en la
mañana el Tribunal Supremo de Estados Unidos emite su decisión en el
caso de Commonwealth v. Sánchez Valle.
En este el Tribunal reafirma el principio de que Puerto Rico es un
territorio bajo los poderes plenarios del Congreso; que Puerto Rico
nunca contó con una soberanía originaria; que la fuente primaria y
última de poder en Puerto Rico recae en el Congreso de Estados Unidos; y
que Puerto Rico es un territorio similar a lo que es Guam, Islas
Vírgenes estadounidenses, Samoa Americana y el Commonwealth de las
Marianas del Norte. La Opinión resalta los poderes del Congreso de
Estados Unidos para modificar, cuando así lo determine, el estado
normativo vigente en Puerto Rico.
PROMESA
es la más reciente manifestación de ejercicio colonial de parte de
Estados Unidos sobre sus territorios, pretendiendo a través de la misma
legislar de manera uniforme su control sobre todas las posesiones
territoriales de Estados Unidos, independientemente en ellas residan
ciudadanos o nacionales estadounidenses. Bajo PROMESA, una Junta de
¨Vigilancia¨ compuesta por siete personas, se arroga el control de las
ramas políticas de gobierno en los territorios, en particular en el caso
de Puerto Rico.
Bajo
las disposiciones de la Ley PROMESA, se dispuso, además en su Sección
402, que nada de lo establecido en dicha Ley ¨debería interpretarse como
una restricción al derecho de Puerto Rico a determinar su estatus
político futuro¨, incluyendo llevar a cabo una consulta plebiscitaria de
acuerdo a lo dispuesto en la referida Ley de Asignaciones
Presupuestarias de 2014.
El pasado 20 de diciembre de 2016, el Grupo de Trabajo del Congreso sobre crecimiento económico para Puerto Rico
emitió un Informe a la Cámara y al Senado de Estados Unidos. En el
mismo, a las páginas 82 a la 84, se discute lo relacionado con el
estatus de Puerto Rico. Afirmando el carácter territorial de Puerto Rico
como territorio no incorporado sujeto a los poderes plenarios del
Congreso de Estados Unidos bajo la Cláusula Territorial, a igual que son
los casos de la Samoa Americana, Guam, la Islas Marianas del Norte y
las Islas Vírgenes estadounidenses antes mencionados, el Informe
reafirma que el Congreso puede darle un trato a tales territorios
distinto al que reciben los estados de la Unión. Indica que al Puerto
Rico ser un territorio no incorporado, existe ¨el potencial¨ de pasar a
ser un estado de la Unión, acceder a la condición de una nación
soberana, ya sea mediante una independencia plena o mediante un pacto de
libre asociación, o mantener su actual estatus territorial.
Indica
el Informe, que desde un punto de vista práctico, si los(as)
puertorriqueños(as) desearan un cambio en su condición actual tendrían
que hacerlo mediante un plebiscito imparcial ejerciendo su derecho a la
libre determinación. Si los(as) puertorriqueños(as) requieren tal
cambio, entonces el gobierno federal tendría que aprobar legislación
para aprobar el cambio requerido. A partir de lo anterior, el Grupo de
Trabajo del Congreso y Senado recomienda que si el Gobierno de Puerto
Rico lleva a cabo una consulta plebiscitaria tal cual autoriza y provee
fondos la Ley de Apropiaciones de 2014, el Congreso analice el resultado
de tal plebiscito en forma cuidadosa y seria (¨care and seriusness
purpuse¨) y tome la acción legislativa que entienda apropiada.
El
28 de diciembre de 2016, el Congresional Research Service emitió, bajo
la firma de R. Sam Garret, Especialista en ¨American National
Goverment¨, un Informe dirigido a los integrantes del Congreso y a los
miembros de sus Comités, titulado Political Status of Puerto Rico: Brief Background and Recent Developments for Congress. Indica
el documento que en Puerto Rico las principales perspectivas en cuanto a
estatus son el estatus quo, la estadidad y la independencia, aunque
también se plantean las propuestas de ¨ELA mejorado o ampliado¨
(¨enhanced commonwealth¨) y ¨la libre asociación¨.
Señala
el documento, sin citar una fuente al respecto, que la alternativa de
un ¨ELA mejorado o ampliado¨ no es universalmente aceptado. Igualmente,
al referirse a la Sección 402 de PROMESA, donde se menciona una consulta
de estatus con la subvención de los $2.5 millones, indica que el
Congreso condicionó su entrega a que la opción del ¨ELA mejorado o
ampliado¨ (¨enhanced commonwealth¨) quedara fuera de la papeleta. En una
nota al calce señala el autor que en diciembre de 2010 el Presidente
del Comité de Energía y Recursos Naturales del Senado, Jeff Bingaman y
la Senadora Liza Murkowski le habían escrito al presidente Obama que un
ELA mejorado o ampliado (¨enhanced¨) o nuevo (¨new¨) era incompatible
con la Constitución y las leyes básicas de Estados Unidos en varios
aspectos (¨is incompatible with the Constitution and basic laws of the
United States in several respects¨).
Ciertamente,
estos dos senadores expresaron, y así lo recoge el Informe del Grupo de
Trabajo de Casa Blanca de marzo de 2011, lo siguiente:
¨Un
asunto crucial que el Pueblo de Puerto Rico le ha pedido una y otra vez
al gobierno de Estados Unidos es: ¿Cuáles son las opciones disponibles
de estatus para la futura relación con Estados Unidos? En el pasado, los
esfuerzos por abordar el estatus político de Puerto Rico se han visto
perjudicados porque el gobierno federal no ha definido claramente
aquellos asuntos sobre el estatus y eso ha socavado los esfuerzos de
Puerto Rico de evaluar con exactitud la opinión de los votantes¨.
El
Informe del Congresional Research Service termina señalando que
mientras el Congreso esté monitoreando PROMESA el tema del estatus será
un factor a considerar. Si el Congreso opta por revisitar este aspecto
como asunto central y no como un mero contexto, dependerá de si el
Congreso interpreta el resultado de la consulta de 2012 y el resultado
de las pasadas elecciones como un endoso a la estadidad.
Es
dentro del marco de estos documentos que debemos examinar las nuevas
iniciativas de estatus que desde Puerto Rico e desarrollan al presente.
IV. Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico vs. las iniciativas en el Congreso
La
Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico expresa en su
Declaración de Política Pública que los resultados de la consulta
efectuada en 2012 constituyeron un ejercicio de libre determinación
teniendo como resultado, de una parte, el rechazo a la actual relación
política colonial y territorial de Puerto Rico con relación a Estados
Unidos; y en segundo lugar, la afirmación mayoritaria del electorado en
nuestro país reclamando igualdad de derechos como ciudadanos
estadounidenses, solicitando a su vez la admisión de Puerto Rico como un
estado de la Unión. Invocando las disposiciones de la Ley de
Asignaciones Presupuestarias del Congreso de Estados Unidos de 2014, la
Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico pretende que el
Secretario de Justicia federal autorice el uso de los $2.5 millones allí
consignados para efectuar una consulta plebiscitaria inicial, a tener
efecto en Puerto Rico el 11 de junio de 2017.
Indica
la Ley aprobada por el Gobierno de Puerto Rico que las propuestas de
estatus que se incluirían en la consulta son opciones permanentes, no
territoriales y no coloniales; que cumplen con lo requerido por la
referida Ley de Asignaciones Presupuestarias de 2014; y que no son
incompatibles con la Constitución, las leyes y las políticas de Estados
Unidos, incluyendo las obligaciones asumidas por Estados Unidos ante las
Naciones Unidas en materia del derecho de los pueblos de los
territorios a escoger su relación futura con la potencia administradora,
incluyendo la libre asociación y la integración. Así las cosas, la Ley
para la Descolonización Inmediata postula una primera consulta donde el
elector escogerá entre dos opciones, la estadidad o la ¨Libre
Asociación/Independencia¨, como si ambas fueran sinónimos, cuando
existen claras y marcadas diferencias entre ambas. Dispone, además, que
si prevalece en la primera consulta la estadidad, de inmediato se
solicitaría mediante petición la transición hacia la integración de
Puerto Rico como un estado de la Unión; si prevaleciera la segunda
opción, entonces se llevaría a cabo una segunda consulta, a tener lugar
en el mes de octubre de 2017 entre las opciones de libre asociación e
independencia.
Es
importante señalar que la Ley menciona elementos que muy bien podrían
ser señalados como elementos que cargan el peso del voto a favor de la
estadidad. Tal es el caso del manejo del tema de la ciudadanía,
impulsando el elemento de que es bajo tal estatus como único se
garantiza la ciudadanía estadounidense, cuando como hemos visto del
Informe del Grupo de Trabajo de Casa Blanca, esto es un asunto sujeto a
acordar como parte de un Pacto de Libre Asociación, o incluso, de
garantía para aquel o aquella que a la fecha de la independencia ostente
tal ciudadanía. Ello implicaría, además, la posibilidad de transmitir
la misma a generaciones futuras conforme a actual estado normativo
prevaleciente en Estados Unidos. Igualmente ocurre cuando menciona lo
relacionado a la Libre Asociación y el tema de la ciudadanía
estadounidense, cuando se proyecta desde la perspectiva de la
inseguridad de retener la misma y no desde la premisa que establece al
presente el estado de derecho en Estados Unidos.
En
el caso de la opción de Independencia, deja en manos del Congreso de
manera unilateral la aprobación de legislación que defina el tránsito
hacia la independencia, y no impone sobre el gobierno de Estados Unidos
la transferencia de poderes a Puerto Rico para desde el ejercicio de tal
transferencia, de soberano a soberano, iniciar las negociaciones
pertinentes en el período de transición que se defina por las partes.
Es
evidente que en un proceso en el cual al presente un sector del Partido
Popular dice no sentirse representado por las alternativas que estarían
sujetas a votación, que deben ser varios cientos de miles de populares,
este sector quedaría fuera del proceso lo que ya le asegura al PNP una
mayoría de la consulta. Con ella iniciarían, en virtud de la Comisión de
Transición que establece el proyecto, su agenda de impulsar ante el
Congreso, en plena sintonía con el proyecto de ley radicado por la
Comisionada Residente al comienzo de la presente sesión legislativa
congresional, su petición de estadidad.
Para
quienes participen de la consulta plebiscitaria, particularmente para
aquellos(as) que son independentistas, es importante tomar en
consideración antes de cualquier endoso a la consulta, que el reclamo
hecho mediante su voto se realiza, como indica la Sección 1 sobre
Política Pública, en un ¨ejercicio claro y democrático de la
´autodeterminación´ de los electores ciudadanos americanos de Puerto
Rico¨, el cual figurará en una papeleta que, conforme lo dispone la
Sección 4 de la Ley representa un reclamo al gobierno de los Estados
Unidos a los siguientes efectos:
¨RECLAMO
al Gobierno de los Estados Unidos la reparación del agravio territorial
y colonial durante 119 años, excluyendo a Puerto Rico de cualquier
modalidad o interpretación jurídica de la ´Cláusula Territorial´ de la
Constitución Federal y con la implantación de la alternativa de estatus
político final, permanente, no territorial y no colonial…¨
También
el sector del independentismo que en el pasado ha apoyado la propuesta
de una Asamblea Constitucional de Estatus como alternativa idónea para
atender el problema de las relaciones políticas entre Puerto Rico y
Estados Unidos, debe entender que se estaría apoyando precisamente a
través de su endoso a un plebiscito, la alternativa que hemos indicado
no resuelve el problema del estatus político en Puerto Rico. Así pues,
el reclamo de participación del independentismo no es aquel que se hace
desde la perspectiva de una nación que promueve su ejercicio a la libre
determinación al amparo del derecho internacional, sino el de un
territorio sujeto a los poderes plenarios del Congreso de Estados Unidos
donde sus ciudadanos estadounidenses peticionan del gobierno federal la
reparación de agravios. De esta manera, sucumbimos en nuestro reclamo
al derecho doméstico de Estados Unidos, promoviendo una consulta
estrictamente al amparo de su Constitución, entregando nuestro reclamo
en torno a la aplicación del derecho internacional a la libre
determinación de Puerto Rico.
La
exclusión del territorio en la papeleta, no obstante, si bien
representa un avance con relación a los pasadas consultas plebiscitarias
en Puerto Rico, puede tener el efecto de que el Secretario de Justicia
deniegue el uso de los fondos establecidos en la Ley de Asignaciones
Presupuestarias de 2014. Después de todo, se supone que las definiciones
a ser incluidas sean aquellas que constitucionalmente y bajo las leyes
de Estados Unidos y sus políticas sean válidas, y la condición
territorial, dentro del marco del Artículo IV, Sección 3 de su
Constitución, es perfectamente válida. De hecho, la más reciente
actuación de Estados Unidos en tal dirección ha sido la aprobación de la
Ley PROMESA y con ella, de una llamada Junta de Vigilancia (Junta de
Control Fiscal) que asume las riendas en el manejo de los aspectos
fiscales del país por encima de sus instituciones de gobierno bajo la
Constitución del ELA. De otro lado, si se diera el escenario en que el
Secretario de Justicia no autorizara la erogación de los fondos de $2.5
millones, tendría que la Legislatura autorizar, como se indica en la
Ley, los fondos necesarios para la realización de la consulta, lo que a
su vez tendría que ser autorizado por la Junta de Vigilancia creada por
PROMESA, lo que iría en contra de la delegación hecha mediante la
Sección 402 de la referida Ley.
Bajo
el anterior escenario, también podría ser posible que la Junta de
Vigilancia (Junta de Control Fiscal), al no autorizar la erogación de
fondos para la consulta, que la Ley para la Descolonización Inmediata
señala serían $5 millones en la primera consulta de junio, podría dejar
sin efecto la realización de la misma.
Esta
situación crearía a su vez un segundo efecto. El Proyecto de Ley
radicado por la Comisionada Residente en Wahington, Jeniffer González,
coloca sujeto al resultado de la consulta en Puerto Rico y el triunfo de
la opción de estadidad, el inicio del proceso de solicitar la admisión
mediante ley del Congreso de Puerto Rico como un estado de la Unión
durante la próxima década.
A
la misma vez que el proyecto de la Comisionada Residente, se encuentra
radicado ante el Congreso de Estados Unidos otro proyecto de Ley, esta
vez de la autoría del congresista Luis Gutiérrez. En él se solicita del
cuerpo legislativo el reconocimiento de Puerto Rico como una nación
soberana, señalando de paso que la estadidad resultaría en detrimento
para los puertorriqueños y para Estados Unidos, y que las opciones para
la disposición del territorio por parte del Congreso deben limitarse a
la Independencia o la Libre Asociación; la primera bajo un Tratado de
Amistad y Cooperación, donde se establezcan relaciones económicas entre
ambas naciones; el mantenimiento de la ciudadanía estadounidense por
aquellos que la tengan al momento de ser proclamada la independencia y
en el caso de aquellos que nazcan posteriormente, mediante un estatus de
no inmigrantes con libre tránsito y derecho a trabajar en Estados
Unidos; así como las garantías de los derechos adquiridos,
particularmente de Veteranos, Seguro Social y Pensiones.
En
el caso de la Libre Asociación, el proyecto indica que Puerto Rico
contaría con personalidad jurídica como estado soberano, un gobierno
propio no sujeto a la Constitución ni las leyes de Estados Unidos salvo
competencias delegadas a dicho país aunque sujetas a revocación; el
derecho de las partes a terminar unilateralmente el pacto de asociación,
y la continuación de la ciudadanía estadounidense para los ciudadanos
de Puerto Rico.
Si
el proyecto de ley sometido por la Comisionada Residente logra acceso
al debate legislativo en el Congreso de Estados Unidos, ciertamente
estará sujeto a discusión teniendo como contrapeso, el proyecto sometido
por el Congresista Gutiérrez. Pero si el proyecto de la Comisionada
Residente no encuentra espacio en el Congreso, por no realizarse el
proceso de consulta plebiscitaria en Puerto Rico con el resultado de un
triunfo de la estadidad, siempre el proyecto de ley del Congresista
Gutiérrez podría ser examinado por el Congreso de Estados Unidos. De
hecho, tampoco es descartable, como indica el Informe de 20 de diciembre
de 2016 del Grupo de Trabajo del Congreso, que alguna otra iniciativa
para atender el estatus de Puerto Rico pueda surgir sin tomar en
consideración la Ley para la Descolonización Inmediata de Puerto Rico.
V. Conclusión:
El
próximo 28 de febrero de 2017 deberá someterse ante la Junta de Control
Fiscal el Plan Fiscal del Gobierno de Puerto Rico. Lo relacionado con
la partida adicional a los $2.5 millones de la Ley de Asignaciones
Presupuestarias de 2014 para llevar a cabo una consulta plebiscitaria
deberá estar presente en los gastos a ser asumidos por el Gobierno de
Puerto Rico. Ello supone que, en el proceso de aprobación del Plan
Fiscal, la Junta de Control Fiscal deberá expresarse en torno a dicha
partida. Por otro lado, ya el Secretario de Estado de Puerto Rico ha
anunciado que una vez se tenga el diseño de la papeleta, junto con los
demás materiales relacionado con la consulta, que debería incluir el
plan educativo en torno a la misma, será enviado al Secretario de
Justicia Federal para que pase juicio sobre el proceso y autorice la
erogación de los $2.5 millones que contempla la Ley de Asignaciones
Presupuestarias de 2014 y la Sección 402 de PROMESA. Sería esta una
segunda oportunidad para identificar si la consulta de junio está o no
encaminada.
Si
el resultado de lo anterior es que el Secretario de Justicia De Estados
Unidos da la luz verde a la consulta, quedaría por ver cuál será la
posición de los sectores del Partido Popular Democrático que no apoyan
ninguna de las opciones en la papeleta. Si la opción es la de participar
de alguna manera, tendrían que hacerlo bajo la opción de Libre
Asociación, lo que sabemos es rechazada por éstos. Si la opción de no
votar, si bien le permitirían a la estadidad alcanzar la mayoría de los
votos que se emitan, la suma de votos independentistas, libre
asociacionistas y abstenidos no le daría tal mayoría absoluta a la
estadidad, quedando una vez más en entredicho si los promotores de la
estadidad representan realmente la mayoría del electorado en Puerto
Rico. Habría que preguntarse, además, si la ausencia de ese sector en
una consulta de estatus deslegitima su resultado, terminando la consulta
en otra consulta más, inconsecuente para el ejercicio a la libre
determinación de nuestro pueblo.
Estaría,
también por verse, en el supuesto de que Estados Unidos acoja el
resultado de la consulta, cuál sea la respuesta del Congreso a una
petición de estadidad, particularmente en la ¨Era de Trump¨, y cuál el
resultado en el movimiento estadista de un rechazo a la petición de
ingreso a la Unión. Después de todo, quizás la iniciativa de Luis
Gutiérrez ha sido un movimiento genial en el tablero del futuro de las
relaciones políticas entre Puerto Rico y Estados Unidos en la ruta hacia
la descolonización del país y todavía no lo hemos valorado
adecuadamente.
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